domingo, 16 de febrero de 2014

De que tras Su Resurrección, Jesús se Manifiesta a través de Su Nuevo Cuerpo Transformado: la Nueva Comunidad...

8 Entonces entró también el otro discípulo, que había venido primero al sepulcro; y vio, y creyó.
25 Le dijeron, pues, los otros discípulos: Al Señor hemos visto. El les dijo: Si no viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré.
18 Fue entonces María Magdalena para dar a los discípulos las nuevas de que había visto al Señor, y que él le había dicho estas cosas.
Juan 20:8,18,25
Hubo luchas y dudas en aquella mañana de Pascua, tantas o más que en los días y semanas que la siguieron, pero ni una sola lucha ni una sola duda representaron un obstáculo para la Fe. Fueron la condición previa necesaria.

Pero lo que los primeros discípulos de Jesús fueron a ver a la tumbra es aquello a lo que somos llamados a comprender:
Una tumba vacía, la muerte absorbida por la Vida, un trato con Dios más cercano a lo que es una verdadera relación que a la esteril religiosidad dogmática.

Pero el reto para la de Magdala y el resto de apóstoles no fue simplemente testificar la nueva realidad de una tumba vacía, sino el dar testimonio de una nueva forma de vida.
Esta nueva existencia es posible y dada a conocer a través de la vida, muerte y resurrección de aquel que es amigo, hermano y Señor de sus vidas. Y dicha existencia es llamada a reunir la nueva Comunidad, una Comunidad cuya puerta de acceso es el más sincero arrepentimiento, la Muerte al Yo en el Mesías de Dios.

Y es que a partir de aquella mañana, Jesús se manifestará a través de su nuevo cuerpo transformado por la Muerte: la Comunidad.

Cierto, uno forma parte de la comunidad no porque habla de Jesús sino porque a través de su vida en comunidad, le muestra, le da a conocer, y pone en práctica la muerte y resurrección diaria.
Esta es la comunidad que vence a la Muerte y que junto a la de Magdala lleva a decir a los de fuera: Hemos visto al Señor.

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